Mi código apesta, pero...

Mi código apesta, al menos eso es lo que sugiere SonarQube, la plataforma para evaluación de código fuente que usamos en la oficina.

La primera vez que lo corrí para una aplicación Web en la que estaba trabajando me sentí re-validado cuando obtuve calificaciones de excelencia: no bugs, no vulnerabilidades y mínimas redundancias. Por supuesto que mi código era genial, otra más de mis obras de arte y gracias por confirmarlo, SonarQube, claramente sabes lo que haces.

Pero si bien el código no tenía bugs, sí había una sección que me causó incomodidad: “code smells” (código con hedor), representando líneas que merecen atención, pero no son necesariamente errores sino alertas, posibles causas de problemas o debilidades de diseño. “Nunca subestimes el poder del hedor” diría una mente brillante y racional.

Avatar: The Last Airbender. Libro Uno. Episodio 17. The Northern Air Temple

Pero yo no quería ser racional y elegí violencia. Para mí, Code Smells simplemente quería bajar mi autoestima diciéndome “sí, puede que tu código no tenga errores pero igual apesta. Corrígelos y luego evalúa tus decisiones de vida, puede que esta carrera no sea para tí”. Increíble. Y aún tiene las agallas de decirme cuánto tiempo me tomaría trabajar en esta deuda técnica… Sabés qué, SonarQube, vete a la mierda, no me digas qué hacer y si sabes cuánto tiempo toma corregir estos detalles por qué no lo haces tú y me dejas tranquilo. Tú no me conoces, no sabes mi situación y por qué hice lo que hice, juicioso pedazo de porquería.

Solo bromeo, por supuesto que no soy así de sensible, creo.

Sí, sí. Mi código a veces tiene bugs/errores, así como el de todos, supongo. Pero me gusta pensar que mis bugs son adorables, y que si estos fueran Pokémon, básicamente serían Butterfrees, venenosos pero agradables a la vista y no amenazadores como los Beedrills o Pinsirs del mundo… Okay, lo siento, una mala analogía que no tiene ningún sentido.

Mis bugs a la izquierda, los del resto a la derecha.

De hecho, toda esta publicación carecía de sentido cuando comencé a escribirla. Lo único que tenía era que el término code smells me dio un poco de risa, quería hablar de bugs y hacer una referencia a una caricatura.

Lo admito, ver la sección de code smells y su exhaustiva lista afectó un poco mi orgullo. Pero esa lista no me estaba diciendo que “apesto” sino que hice mi trabajo y es bueno, funciona, pero todavía hay camino que recorrer si quiero ser excelente.

Y yo solía aspirar a esa excelencia, a tomarme el tiempo para trabajar en los “puntos extra”, pero en algún lugar del camino empecé a conformarme con hacer las cosas lo suficientemente bien para “pasar la nota” y enmascarar un poco las cosas. Y quiero cambiar eso, quiero ser mejor. No ser arrogante sino observador y curioso ante todos esos smells o alertas en mi código y en mi vida. Al menos para el código es genial contar con plataformas que te dan esas pepitas de información. Luego tendré que ver qué puedo obtener para mi vida en general.

Pero tampoco quiero hacer más drama del necesario solo por ver una maldita lista de mejoras, así que lo dejo acá por hoy. Pero de nuevo, nunca subestimes el poder del hedor.

J.D.